domingo, 21 de abril de 2013

Una carta para mis padres


Padre querido, ya ha pasado dos meses desde tu partida, dos meses en la cual aún me cuesta asumir que ya no estas. Aún recuerdo tu abrazo apretado y aun escucho tu voz y tu sonrisa.
 
Déjame decirte una cosa, desde que era niña siempre fuiste mi gran razón de vida, lo fuiste todo, mi amigo, mi ángel, mi héroe, mi padre y mi gran ejemplo de vida a seguir. Contigo a mi lado aprendí a ser fuerte, aprendí a nunca rendirme, pase lo que pase seguiré en pie con la frente en alto. Ya toqué fondo una vez y el mundo se fue a negro, sin esperanza y llena de dolor y desesperación, tú quisiste lanzarte a ese abismo sin pensarlo dos veces solo para ayudarme a saltar con fuerzas en el momento que ya no había más fondo del suelo que caer… saltaste a mi lado para volar alto y hacerme entender que todo es posible en esta vida, ese día mi corazón explotó de felicidad y paz, me sentí segura y preparada para lo  que se viniera…
En estos momentos puedo comprender cuando la gente dice q la persona a quien amas esta siempre en tu corazón a pesar q ya partió de este mundo, ahora entiendo lo que se siente que vivas dentro de este corazón que tú y mi madre me han dado, siempre recordaré con felicidad y alegría tu paso por este mundo, porque a pesar de las desgracias que vivimos como familia, con el tiempo tú, padre, supiste hacernos reír y mostrarnos las cosas lindas de la vida, nos enseñaste a no tener rencor, y no preocuparnos de las cosas cuando no tienen solución, fuiste nuestro viejo sabio quien nos contó sus mil historias de aventuras de cuando eras un niño y de las anécdotas de tu trabajo, me enseñaste a ser práctica, y nunca avergonzarme de dónde vengo y de donde crecí y lo principal me enseñaste aceptarme quien soy yo realmente y me amaste así de loca y traviesa, así de soñadora y con mi cabeza en otro mundo, creíste siempre en mi cuando nadie lo hacía, siempre dijiste que yo podía llegar lejos…
Deseaste q estuviéramos unidos siempre como una gran familia, quizás te fallamos en el modo que tú querías, pero sé que sabes que siempre estuvimos y estaremos unidos, el lazo que existe entre padre e hijos es muy fuerte y hermoso, también nos enseñaste a estar siempre unidos nosotros como hermanos, te cuento que a ellos los amo más que todo en este mundo y soy feliz de que estén aquí conmigo, tú y mamá ya partieron su vuelo a lo más alto de este universo y sé que donde quieran que estén nos siguen ayudando y protegiendo de todo mal, mientras tanto nosotros aquí trataremos de seguir siempre tu ejemplo y cuidarnos y amarnos siempre como hermanos, a nuestra manera pero lo haremos…
Hiciste una promesa de vivir hasta cuando tengas a tus primeros nietos, por cosas de la vida no se pudo lograr, pero sé que ahí estarás cuando eso suceda, no estaré enfadada contigo porque te fuiste antes, sé que Dios te necesita a su lado porque eres un buen ángel guardián. Nunca, jamás en la vida olvidaré quien fuiste, cuando tenga mis propios hijos les enseñare lo que tú nos enseñaste y serás su héroe de sueños, ellos sabrán quien eras y lo que significabas para nosotros, te van admirar tanto como nosotros tus hijos… serás nuestra leyenda…
De verdad estoy muy agradecida de Dios y del universo por darme los padres más lindos del mundo, quienes hacen notar siempre su presencia con sus enormes y hermosas alas de ángeles que nos protegerán siempre… y sé que en estos momentos mientras escribo estas palabras los tengo a ustedes dos a mi lado orgullosos y felices de quienes somos nosotros como sus hijos y de todo el amor que tenemos entre nosotros… papá tu siempre serás mi pilar de vida, con tu partida no se derrumbó, al contrario, se hiso más fuerte para poder soportar todas las tormentas que se nos presente en la vida, así que queridos padres, prometo nunca rendirme y ser feliz, sonreír siempre y dar amor del bueno, cada paso que daré de hoy en adelante tendré más confianza en mí, no fallaré y si tropiezo, no se preocupen, sabré levantarme y seguir firme adelante, viviré cada momento con alegrías en este mundo en honor a ustedes, daré lo mejor de mí siempre… y cuando mi día de la partida llegue sé que volveré a ser una niña que correrá a sus brazos y me dirán “bien hecho hija, lo hiciste bien…” los amaré siempre… siempre…